Chalet Sheldon

La idea de este chalet único se remonta a Don Sheldon. A mediados de la década de 1950, él y su socio Brad Washburn pasaron diez años cartografiando la vasta e inexplorada cordillera de Alaska.
Este empeño sólo fue posible gracias al invento de Sheldon: instaló unos esquís retráctiles en su avioneta, que permitían aterrizar en condiciones peligrosas de nieve y hielo. La única base posible para los dos temerarios en sus aventuras era Nunatak, el afloramiento rocoso del anfiteatro. A esta altitud, la aclimatación es fácil y el microclima garantiza temperaturas agradables durante todo el año. En 1966, Sheldon y su esposa Roberta construyeron una casa de montaña hexagonal en este lugar, que con los años se convirtió en el campamento base de muchas primeras ascensiones, excursiones de esquí y senderismo.

Sin embargo, fueron sus hijos Kate y Robert quienes hicieron realidad el gran sueño de los Sheldon. Tras la muerte de sus padres, decidieron honrar su legado y poner en práctica sus planes para un chalet de lujo excepcional. Comenzaron las obras en 2015. Tres años después, habían creado uno de los lodges más exclusivos del mundo.

En la actualidad, guías personales se encargan de que los aventureros y los amantes de la naturaleza conozcan el Anfiteatro Don Sheldon en toda su belleza. Equipados con un completo equipo de seguridad, recorren la zona de 35 millas cuadradas en excursiones privadas siguiendo la mejor tradición montañera. No se requiere experiencia previa en montañismo.

Siempre merece la pena visitar el albergue. Sin embargo, la oferta de actividades cambia con las estaciones: En primavera, las mágicas auroras brillan en el cielo, mientras la nieve en polvo invita a interminables excursiones de esquí de travesía. Bajo el sol de medianoche del verano y con temperaturas cálidas, podrá contemplar avalanchas a lo lejos, explorar cuevas de nieve y grietas o practicar escalada. El otoño es ideal para observar las estrellas y las lluvias de estrellas desde un mirador. En invierno, los visitantes pueden contemplar las montañas bajo una luz completamente nueva en una excursión nocturna por el glaciar, cuando el suave resplandor de la luna llena ilumina los picos circundantes.