El campo es espacioso, el terreno es llano, pero debe asegurarse de golpear con la mayor precisión posible. El arquitecto Severiano Ballesteros ha incorporado numerosos obstáculos de agua al recorrido de 18 hoyos. Las ocasionales ráfagas de viento procedentes del cercano mar también pueden resultar muy complicadas. Las ruinas históricas del campo llaman la atención. Durante el recorrido, a veces hay túneles que conducen por debajo de una calle, mientras que en otros puntos el golpe de salida se realiza entre las fachadas de las casas, lo que confiere al campo de golf urbano un carácter muy especial. No hay que preocuparse por romper una ventana de la cocina: Las casas y chalés están protegidos por redes de seguridad. A veces se reúne público interesado en los balcones.